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orixe de roma

jueves, 25 de abril de 2013

Julia Cesar Cayo Julio César nació el 13 de julio del año 100 antes de Cristo (según la fecha más comúnmente aceptada) en un barrio no muy aristocrático de Roma, cercano a la actual vía Cavour. Se sabe poco de su infancia, transcurrida en el seno de una familia patricia, la gens Julia, que pretendía descender de Eneas (a quien se consideraba hijo de Venus), y en la cual, en algún momento, se había insertado una rama que agregó el nombre de César. Los miembros de la familia habían vivido al margen de la lucha continua por los cargos que permitían hacer carrera pública hasta llegar al consulado, la aspiración máxima. La infancia y la primera juventud eran breves en aquellos tiempos. Desde los diez años, César fue puesto al cuidado de Marco Antonio Gnifón, ilustre maestro, especialista en literatura griega y romana, para que se ocupase de su educación. Aprendió a leer y escribir en la traducción de la Odisea hecha por Livio Andrónico. Seguramente sus dotes naturales le permitieron aprovechar al máximo las enseñanzas de su maestro, de modo que fue perfeccionando su lenguaje y aprendiendo los rudimentos de la oratoria, fundamentales para una carrera política.Para casarse con Cornelia tuvo que romper un compromiso anterior, lo que provocó tensiones en el seno de la familia. César tuvo con ella una hija, Julia, a la que estuvo vinculado toda su vida y por la que siempre sintió un profundo afecto, a pesar de que su relación matrimonial con Cornelia fue casi circunstancial. Al iniciarse su vida matrimonial, César debió de ingresar en el círculo de hombres importantes de los que se rodeó su tía Julia, viuda ya de Mario. En esa época fue designado flamen dialis, es decir, sacerdote de Júpiter, el más importante de los dioses romanos.El 17 de marzo el Senado se reunió de forma urgente para tratar la crítica situación del estado a raíz del asesinato de César. Se aprobaron medidas de compromiso entre los dos bandos opuestos: los tiranicidas no eran castigados y, a su vez, no se condenaba ni la persona ni la obra de César. El poder recayó en Marco Antonio, que en ese momento ocupaba el consulado junto con César. El testamento de César legaba 300 sestercios a cada ciudadano necesitado de Roma y entregaba sus jardines del Trastevere al pueblo romano, lo que estimuló la devoción popular por su figura hasta extremos impresionantes; se pidió la ejecución de los tiranicidas y se rechazó el compromiso de Marco Antonio con los asesinos de César, lo que a la larga le costaría el poder. Al no tener César herederos varones, en su testamento quedó establecido que su sobrino nieto, Octavio, se convirtiera en su sucesor. Octavio llevaría a cabo las reformas de César y se convertiría en el primer emperador de Roma, con el nombre de Augusto.

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